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jueves, 24 de mayo de 2012

Me against the Apple.

A mí me se me iban a poner chungos los del SAT, Servicio técnico de Apple. A mí me iban a contar la milonga de que mi amado iPad sólo podría recuperar el sonido perdido tras el pago como mínimo de 250 lereles... ¿¿¿Pero qué invento es este???



Madre de Dior, pues no llevaré yo quejas y marronazos sufridos en mis propias carnes, como para no saber y tener más que claro que el qué no llora no mama... Y así llevo yo desde el sábado ejerciendo de cliente plasta, vehemente y con pasta.

Es evidente que lo de plasta y vehemente si me lo propongo lo bordo, lo de creerme con pasta ha sido más complicado, pero aplicar cierta amabilidad, justa prepotencia (sin pasarse para que nos te manden de primeras muuuuy lejos), falsa incredulidad ("no me puedo creer que una marca como Apple funcione de esta manera (O sea), no me quiero imaginar como trataran a los clientes en Lenovo...") y ciertas dosis de imaginación ("como experta en calidad (mentira) de una multinacional americana estoy asombrada con el trato recibido") hacen que te tomen más en serio que a aquellos clientes que se quedan con el no de primeras, cuelgan y se quedan con un iPad roto, y dos palmos de narices.

El secreto está en creerse Carmen Lomana.

Uno se imagina que llama desde la tumbona del super jardín de la super urba de lujo en La Moraleja, y mientras los call centers no utilicen videoconferencia, que te nieguen a ti que no tienes 3 Macs y 2 iPhones y que están apunto de perderte como clientes, a ti y a todos todos tus prestigiosos colegas expertos en calidad y servicio al cliente con los que piensas compartir la experiencia en el próximo seminario de la rama en Houston. A ver cómo te demuestran que llamas desde tu pisito de 60m de la periferia de Madrid, y que estás en paro.

Pues eso que sin pataleo no hay resultados y esta vez esta gente no sabía que ahora tengo todooooooo el tiempo del mundo para discutir y liarla parda si hubiera sido necesario.

En resumen ahora tengo un iPad nuevo y un nuevo amiguito (o algo) en el SAT de Apple que ha tenido que hacer una excepción a cambio del acoso y derribo al que he podido someterlo de por vida. Menos mal que al final triunfa la razón, estimado amigo Rodrigo.


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